A petición popular de dos haré un breve paréntesis en el tema California.
Hace unas semanas se me ocurrió sacarle el tema de las caídas en las escaleras de la facultad, y más en general el tema caídas, golpes y demases en situaciones varias, a Javalinas. Según hablaba me iba dando cuenta de que estaba marcando mi propio destino.
La profecía comenzó a cumplirse el sabado cuando al salir de un bar me estampé con la puerta de cierre de un bar dejándome en ella la frente. ¿Por qué no la vi? Porque el flequillo me impide ver a más altura de un metro setenta si no levanto la cabeza. Tampoco dolió mucho, fue un golpe más bien seco que me dejó un buen rato pensando qué coño había pasado hasta que me levanté el flequillo y vi la puerta.
Y la verdad es que si hubiese estado más repartido entre unos cuantos golpes así a lo tonto habría estado bastante mejor, pero el futuro me deparaba un único y gran momento de gloria.
Bajabamos el lunes a media tarde Saraza, Javalinas y yo del segundo piso de la facultad discutiendo sobre quién ganaría en una pelea de gatas, si Durkheim o Weber. Saraza y yo estabamos del lado de Durkheim, Javalinas de Weber. Yo llevaba unos zapatos con los que había estado haciendo derrapes por la mañana en casa en un intento desesperado por llegar a clase a la hora. Y en esto que se junto el tema suelas lisas, escalones traicioneros y exaltación por la disputa y no sé cómo de repente estaba en el suelo bajando escalón tras escalón con el culo sin poder frenar y cada vez más deprisa. Gracias a dios, Saraza tuvo la amabilidad de cogerme de un brazo para intentar frenarme en el séptimo escalón, mientras que Javalinas, el muy weberiano, no movió ni un dedo.
El resultado, dolores varios y un moratón en la rodilla, lugar que en ningún momento tocó escalón alguno. Moraleja, nunca intentéis llevarle la contraria a Javalinas, una mano invisible estuvo detrás de esa caída, y me la juego a que fue cualquiera de sus esbirros.
Lo bueno es que a Javalinas hoy se le ha ocurrido comentar algo así como que él nunca había tenido una caída de estas que marcan historia. Ha cometido el mayor error de su vida. Javalinas, te doy una semana.
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